dimecres, 11 de maig del 2011

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La verdad es que nunca me pregunté nada, sólo me dejé llevar. Lo adoraba, adoraba el momento y todo lo que tuviera que ver contigo. Recuerdo el colorante de paella y los gritos de dolor de tu madre, con las manos en el riñón. Sonaba a verdadero dolor, como el que yo sentía al veros juntos el día que tu mejor amiga se hacía ya una mujer. Recuerdo el ruido del motor del coche de tu padre y el olor a rueda quemada. Recuerdo tus ojos penetrando en los míos, como el agua entre las brechas de las rocas: al principio fluye y más tarde quiebra; tal vez por eso me quebraste el corazón a pedazos. Sabes que no hablo de dolor, hablo de demasiada emoción, de sentir. Ingenuo de mí al pensar que había sentido alguna vez algo antes de esto.

Recuerdo tus rojas mejillas, diría rojo pasión, como el que llevabas en las uñas, ese color que querías hacer desaparecer de tu vida. En ese caso, el rojo de las mejillas lo dejaste en tu cara largo tiempo. También recuerdo tus labios. Joder, tus labios. Aún no me creo que eso sea humano. Me llegué a preguntar si era carne o un imán, o la tentación de Lucifer que me daba a elegir entre besarte o besarte. Pero no, no fui yo. El asombro y el miedo me dejaban perplejo. El corazón latía a velocidades desorbitadas, ya que a cada minuto tú te ibas acercando al paso de una de esas lentas descripciones de paisaje en una novela para amantes de la letra.

Recuerdo la falta de oxígeno y las respiraciones hiperbólicas. Recuerdo la posición fetal en tu cama, nuestras frentes tocándose. Sudábamos en busca de labios.

Nos besamos, sabes de sobra que lo recordamos, aunque la conciencia se nos fuera de paseo. Recuerdo llorar de alegría, recuerdo un rompecabezas en tu mente, recuerdas olvidarte del mundo sentada en el suelo. Nos voy a recordar en ese día hasta que me quede sin aliento.

Recuerdo el 11 de mayo, lloviendo sobre el asfalto y tu tejado. Olía a tierra. Siento tu aliento, tu perfume. Te huelo aún desde mi habitación. Las promesas no se rompen y ahora tú no me digas que no vas a casarte conmigo.

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